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Me lo dijo un pajarito

abril 16, 2006

La muerte es sueño

"Ve hacia la luz". "No vayas a la luz". Estas frases se han convertido en clichés en cine y televisión y muestran lo ubicuo de las experiencias cercanas a la muerte. Es de todos conocido que estas experiencias casi siempre consisten en un túnel en medio de una gran oscuridad, y al final del túnel hay una luz intensísima y a veces algún personaje identificado con Dios, ángeles o seres queridos. En este viaje a la luz uno tiene sensaciones de paz y tranquilidad. Para la mayoría de la gente, durante la mayor parte de la historia, estas experiencias se han tomado como evidencia de que hay vida después de la vida. Recientemente, con el avance de la neurología, ha habido varios intentos de explicar esto en términos de actividad anormal del cerebro. Puede ver mucho más en la entrada dedicada al fenómeno en The skeptic's dictionary.

Cuando inició la investigación científica de esta materia, se notó que ciertas sustancias sicotrópicas, el LSD la más famosa de ellas, inducían experiencias similares a las cercanas a la muerte, con túnel y todo. Otra forma de recrear experiencias cercanas a la muerte es privando de oxígeno ciertas regiones del cerebro. Esto hace pensar que las experiencias cercanas a la muerte, más que la frontera final entre lo natural y lo sobrenatural, son producto de la química del cerebro. En esta hipótesis, los alucinógenos y la privación de oxígeno en el cerebro afectan el procesamiento de imágenes provenientes de la retina, haciendo que el cerebro interprete otros estímulos como un efecto de túnel o de espiral proveniente de la retina. Esta percepción fragmentada a veces se mezcla con alucinaciones, y estos elementos forman otras visiones que se producen durante una experiencia cercana a la muerte, como los "viajes astrales" o la visión de un dios / un ángel / un antepasado.

Sin embargo, esta hipótesis falla al no explicar por qué personas que no se drogan y con cerebros bien oxigenados han tenido experiencias cercanas a la muerte. Un paso hacia una explicación más completa fue dado recientemente por Kevin Nelson de la Universidad de Kentucky en Lexington. En un artículo recientemente publicado en la revista Neurology (para leer el texto completo uno tiene que suscribirse o rezar para que haya un ejemplar de la revista en la biblioteca más cercana) y reseñada en Nature, él y otros investigadores estudiaron una muestra de 55 personas con experiencias cercanas a la muerte después de eventos traumáticos, de los cuales unos 30 resultaron haber experimentado al menos una vez cierta confusión entre sueño y vigilia, en contraste con sólo 13 de un grupo de control. El nombre que le dan en el estudio es "intrusión REM", (movimiento ocular rápido, por sus siglas en inglés, como la banda) y los comportamientos de este fenómeno muestran gran similitud con un clásico: la parálisis del sueño.

La parálisis del sueño es un fenómeno neurológico durante el cual los afectados están despiertos pero son incapaces de moverse. Muy frecuentemente esta parálisis viene acompañada de alucinaciones. La parálisis del sueño es invocada como explicación de una gran variedad de fenómenos paranormales: abducciones extraterrestres, posesiones o ataques de espíritus (lo que en México conocemos como la subida del muerto), íncubos y súcubos, etc. La parálisis del sueño puede verse básicamente como un cerebro con partes dormidas y despiertas: uno se despierta, pero no del todo, porque los mecanismos encargados de los sueños siguen activos y los miembros están relajados. El afectado de parálisis del sueño ve, pero sigue soñando, así que confunde realidad con fantasías; cuando intenta reaccionar, descubre que no puede porque manos y pies siguen "dormidos". Lo que uno ve durante los episodios de parálisis de sueño depende mucho de sus creencias y experiencias, y por eso a los gringos de suburbio se los llevan los marcianos mientras que a los mexicanos se les "sube el muerto" (o "la muerta"). The skeptic's dictionary ofrece una entrada con muchos vínculos. Hay mucho más en las columnas de James Randi.

Nelson y compañía sólo han encontrado una correlación. Aún falta mucho por investigar, pero si la hipótesis de Nelson es correcta, las experiencias cercanas a la muerte son análogas a los sueños. Como todo en la religión, son un producto del cerebro humano.

Actualización al 21/04/2006: En La Crónica de Hoy apareció el martes 18 una nota sobre el estudio de Nelson. Dice más o menos lo mismo que el texto de Nature, para que pueda consultar el texto de La Crónica cuando Nature pase la noticia a su archivo para suscriptores.

abril 10, 2006

El Evangelio de Judas

Una de las muchas blasfemias y situaciones provocadoras de la película La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese, basada en la novela homónima de Nikos Kazantzakis, es la relación entre Jesús de Nazaret y Judas Iscariote. Judas, primero un asesino a cargo de los fariseos, se convierte en el primer discípulo de Jesús, y conforme pasa el tiempo se vuelve el apóstol más leal y más consciente de la misión de su Maestro. Por esto, Jesús le encomienda a Judas la tarea de entregarlo a los fariseos y cumplir así la voluntad de su Padre.

No puedo decir si Kazantzakis conoció el siguiente pasaje de la obra magna de san Ireneo de Lyon, Contra los herejes (180 d. C.):

Otros dicen que Caín nació de una Potestad superior, y se profesan hermanos de Esaú, Coré, los sodomitas y todos sus semejantes. Por eso el Hacedor los atacó, pero a ninguno de ellos pudo hacerles mal. Pues la Sabiduría tomaba para sí misma lo que de ellos había nacido de ella. Y dicen que Judas el traidor fue el único que conoció todas estas cosas exactamente, porque sólo él entre todos conoció la verdad para llevar a cabo el misterio de la traición, por la cual quedaron destruidos todos los seres terrenos y celestiales. Para ello muestran un libro de su invención, que llaman el Evangelio de Judas.

Esto viene a colación porque el texto mencionado por Ireneo como "evangelio de Judas" fue recientemente traducido, divulgado y convertido en pasto para los medios. Este documento sólo existió en Contra los herejes durante 1700 años. En 1970, un códice en lengua copta fue descubierto en Egipto, y después de una historia de tráfico de antigüedades que no vamos a tratar aquí, fue a parar a un coleccionista que donó el códice a la fundación Maecenas, de Suiza, que pidió la colaboración de la National Geographic Society (NatGeo, para abreviar) para su traducción y restauración. El códice resultó contener una copia del evangelio de Judas.

El jueves 6 de abril, NatGeo organizó una conferencia de prensa donde anunciaba al mundo que el Evangelio de Judas había sido hallado y traducido; de paso, anunciaba el estreno mundial de un documental relacionado, que en español se llamó El evangelio prohibido de Judas. El documental se estrenó ayer (9 de abril). NatGeo ya tiene listos libros, el DVD con el documental y su revista de mayo estará dedicada al Evangelio de Judas.

Cuando uno revisa los titulares de los periódicos del viernes, nota inmediatamente el tinte sensacionalista y tremendista de la noticia. Los diarios del grupo Milenio usaron un tajante Códice: Jesús pidió a Judas traicionarlo. El Economista tituló su nota Judas no traicionó a Jesús, revela hallazgo. El Universal usó un título similar: Revelan que Judas no traicionó a Jesús. La Crónica se vio más escéptica: Descifran un papiro con supuesto evangelio de Judas y su papel en la entrega de Jesús. La Jornada seguro fue de los periódicos más ecuánimes: tituló simplemente Presentan al público el Evangelio según Judas. Ninguno le gana en exageración a la National Geographic. Ocho Columnas, me imagino que por razones ideológicas, ni se molestó en publicar el hallazgo.

El contenido de las notas no es mucho mejor. Éste es el primer párrafo de la nota de la agencia EFE, usada por el grupo Milenio y La Crónica:

Judas no fue el traidor que vendió a Jesús por unas monedas, sino el discípulo privilegiado al que encarga la misión más difícil, sacrificarlo, según un documento llamado el Evangelio de Judas, cuya autenticidad se anunció.

La agencia AFP, cuya nota fue usada por El Economista y La Jornada, es un poco más cuidadosa en su primer párrafo:

Después de haber desaparecido por unos 1.700 años, la única copia conocida del “Evangelio según Judas”, autentificada y presentada por primera vez al público el jueves, arroja nueva luz sobre el apóstol que supuestamente traicionó a Jesús vendiéndolo a los romanos.

En muchas de las notas, el Evangelio de Judas es descrito como un evangelio gnóstico, pero los evangelios gnósticos son descritos muy pobre e inexactamente. La agencia EFE se refiere así al gnosticismo:

El texto se encuadra en la tradición de los cristianos gnósticos, que enfatizaban la importancia del conocimiento: gnosis, en griego.

No se trata del concepto actual de conocimiento, sino de un conocimiento espiritual, de lo divino dentro del ser humano, que permite a la esencia de la persona escapar de la prisión del cuerpo y elevarse al espacio celestial.

AFP está peor: nada más insinúan que el Judas es un texto gnóstico al citar a Elaine Pagels, profesora de Religión en Princeton y experta en gnosticismo. Pero el lector que no sepa nada del cristianismo primitivo y sólo se quede con la nota de AFP no sabrá qué es gnóstico. O sea que no informa nada.

El Universal proporciona una visión más detallada y balanceada. El reportero José Carreño menciona a Ireneo y Contra los herejes, además de que presenta una mayor cantidad de extractos del Judas, incluyendo ciertos detalles de la doctrina contenida en el texto.

Hay que matizar muchísimas cosas. Para empezar, la diversidad del cristianismo primitivo que puede resultar una novedad para los ciudadanos de a pie ya era bien conocida en los círculos de los eruditos bíblicos e historiadores del cristianismo, incluso antes del descubrimiento de los textos gnósticos de Nag Hammadi. El Judas no aporta novedades en ese sentido. Uno sólo necesita revisar la historia de ciertos dogmas que los cristianos de hoy dan por sentados, y de las muchas veces brutales disputas teológicas para imponer tal o cual creencia.

Examinemos el texto del evangelio publicado en un archivo PDF de siete páginas en el sitio de National Geographic. Hay suficientes pedazos de texto perdidos o sin traducir como para hacer incomprensibles ciertos pasajes, pero la mayor parte de lo que se tiene muestra a Jesús predicando enseñanzas completamente diferentes a lo que hoy sostienen casi todas las iglesias cristianas. El pasaje que ha llamado la atención de todos los medios del mundo, y del que NatGeo se ha enganchado para promover su documental, sus libros y su revista, ocupa una sola línea. Para entender aunque sea un poco la verdadera relevancia de este documento, y el pésimo trabajo de los periódicos respecto al Judas, hay que comentar un par de cosas.

El gnosticismo

La etiqueta de "gnosticismo" se usa para nombrar a una miríada de sectitas y movimientos esotéricos muy comunes en el Imperio Romano hacia el siglo II d. C. El gnosticismo se nutrió del zoroastrismo persa, la filosofía de Platón, los movimientos apocalípticos judíos anteriores a Jesús y casi cualquier cosa que hubiera en los lugares donde existían gnósticos, incluyendo al cristianismo. Esta mezcolanza de ideas y religiones creó un mosaico de creencias de lo más variado con muy pocos elementos comunes en su doctrina y bastante dispares en lo que a ritual y ética se refiere. Eleder, en su blog, hizo una comparación muy ingeniosa: el gnosticismo era el movimiento New Age del Imperio Romano.

De lo que podemos extraer de los textos gnósticos, la mayoría de las sectas gnósticas creían en una entidad divina suprema, distante y absoluta, incomprensible para la razón humana, del cual emanaron una serie de dioses menores, uno de los cuales, en la mayoría de los casos un demiurgo malvado, frecuentemente identificado con el dios judeocristiano, creó el mundo. El alma individual de todos los seres humanos es también una emanación del dios supremo, pero por la crisis que condujo al origen del mundo quedó condenada a estar encerrada en un cuerpo físico malo y corrupto. La obligación de cada alma es liberarse del mundo físico corrupto e imperfecto y regresar al dios supremo. Esto se logra a través del conocimiento obtenido mediante revelación directa, la gnosis, que pasaba del maestro a sus discípulos. Los detalles específicos de cada doctrina se transmitían a través de reelaboraciones de mitos e historias de las religiones de la época, principalmente del judaísmo y el naciente cristianismo.

Hasta mediados del siglo XX, la única fuente disponible para el estudio del gnosticismo eran los tratados que lo combatían, como el mencionado Contra los herejes de Ireneo. Esto cambió con el descubrimiento de los manuscritos de Nag Hammadi en 1945, que contenían copias de textos gnósticos originales del siglo II. De hecho, algunos estudiosos suponen que el Evangelio de Judas que nos ocupa puede ser un códice extraviado de la colección original de Nag Hammadi.

¿Dónde encaja el Judas con el gnosticismo? Para empezar, es mencionado por Ireneo como un documento importante para cierta secta gnóstica. Cuando revisamos el texto, notamos que se parece muy poco a las enseñanzas bíblicas de Jesús, centradas en el amor al prójimo, la caridad y la compasión. En cambio, aparecen muchas enseñanzas cosmológicas que no preocupaban demasiado al Jesús de la Biblia. De acuerdo con el Judas, Jesús le enseña a Judas lo siguiente sobre el origen del universo:

Un gran ángel, el Generado a Sí mismo divino e iluminado, emergió de la nube. Por él, otros cuatro ángeles se formaron de otra nube, y se volvieron asistentes para el Generado a Sí mismo angélico. El Generado a Sí mismo dijo: "Venga a la existencia" [...]. Y creó la primera luminaria para reinar sobre él. Dijo: "Que un eón iluminado venga a la existencia", y el eón vino a la existencia. Él creó la segunda luminaria para reinar sobre él, junto con miríadas de ángeles sin número para ofrecerle servicio. Así es como él creó al resto de los eones iluminados. Los hizo reinar sobre ellos, y creó para ellos miríadas de ángeles sin número para asistirlos. [Kasser, Meyer y Wurst, 2006]

Es comprensible que tan esotérico pasaje no haya pasado a las prensas. No se parece en nada al cristianismo moderno. Muy pocos lectores serían capaces de entenderlo. Explicarlo requiere mucho más espacio del que cualquier editor de un periódico diario estaría dispuesto a dedicar a un códice del siglo III; mucho más tiempo del que cualquier periodista no especializado le querría invertir. Es más fácil irse por el camino amarillo: hay una linea que dice que Jesús ordenó a Judas entregarlo, que sea el titular. Es cierto que las agencias no tienen (toda) la culpa: el verdadero responsable es NatGeo por hacer énfasis excesivo en la traición acordada de Judas y no en la parte netamente doctrinal.

Sin embargo, el estilo de preguntas y respuestas se parece bastante al estilo del evangelio de Valentino, el más importante de los maestros gnósticos conocidos. Los evangelios de Judas y Valentino presentan varios nombres y expresiones comunes a ambos: Adamas, Siklas, eones, ángeles, luminarias..., usados también por varias escuelas gnósticas. Compare este pasaje del evangelio de Valentino con el pasaje del evangelio de Judas arriba:

Y cantaron a coro un cántico desde el interior de los interiores, y todas sus triples potencias, y sus antepasados, y sus ángeles, y sus fuerzas engendradas de sí mismos, y sus virtudes, y sus dioses, y todos sus magnates. Y vieron a los guardianes de sus regiones, al perder parte de su fuerza, caer en una gran debilidad, y tuvieron gran miedo ellos mismos. [Valentino 7.4-5]

La historicidad de los textos cristianos

En cuanto a la fiabilidad histórica, todos los textos cristianos primitivos, absolutamente todos, de todas las tendencias y sectas imaginables, incluyendo al Nuevo Testamento, tienen cola que les pisen. Un hecho ignorado sobre los evangelios canónicos es que fueron elaborados mucho tiempo después de la muerte de Jesús, y en varios casos después de la muerte del supuesto autor. Eso permitió que los autores, o los copistas, metieran ciertos anacronismos e inconsistencias en los textos, o adulteraran uno o más pasajes para que coincidieran con tal o cual doctrina teológica. Los textos gnósticos están mucho más adulterados: ya se dijo que tendían a agarrar elementos de tradiciones diferentes y usarlos para revestir sus enseñanzas. Hoy llamamos falsificaciones a esta clase de "maquillajes", pero en los primeros siglos del cristianismo era práctica común y aceptada atribuir textos a personajes ilustres con propósitos varios, no sólo entre los cristianos.

Una hipótesis interesante comentada por el catedrático español Ramón Teja es que Judas Iscariote puede no ser un personaje real, sino una especie de recurso simbólico de los evangelistas, que representa al pueblo judío. Así, la traición de Judas se interpretaría como la traición de todos los judíos hacia Jesús, el Mesías prometido al que no reconocieron como tal. Judas tiene la misma raíz que Judá, la tribu que le dio nombre a la nación judía, y es el nombre de uno de los 12 hijos de Jacob que dieron origen a las tribus de Israel. Judá es el que propone a sus hermanos vender a José (Génesis 37.26): la traición de Judá hacia José prefigura la traición de Judas hacia Jesús.

Si los textos neotestamentarios son dudosos como fuente histórica, los gnósticos, incluyendo al Judas, pueden ser calificados de falsedades con la mano en la cintura.

Conclusión

¿Cambiará el evangelio de Judas al cristianismo contemporáneo? No. El evangelio de Judas pertenece a una tradición bien diferenciada del tronco principal del cristianismo, una tradición que no tuvo nada que ver en la creación de la doctrina y los rituales de lo que después se convertiría en la iglesia católica. Es posible que el Judas no haya sido reconocido como un texto válido más que por una pequeña cantidad de escuelas gnósticas. El evangelio de Judas parece ser más reciente que el más reciente de los textos neotestamentarios (el evangelio de Juan fue escrito hacia 110 d. C.; como se dijo arriba, la mención de Ireneo data de 180). Así las cosas, el evangelio de Judas será un documento importante para el estudio del movimiento gnóstico, pero dejará intactas a las iglesias cristianas. Lo único que puede pasar es que alguien tome al Judas como base para su secta particular. No hay que mezclar peras con manzanas.

El evangelio de Judas engrosa las filas de las llamaradas de petate de la arqueología y la historia, fabulosos descubrimientos que revolucionarán la historia y el mundo que al final del día quedan como bonitas reliquias olvidadas. Lo que en este caso es un poco triste, porque a diferencia de otras noticias de esta clase, el evangelio de Judas es un documento auténtico, y tiene implicaciones reales en nuestra visión de la historia del cristianismo primitivo. Lo peor es que los Benítez, los Jiménez, los Maussanes, los Browns y demás sanguijuelas de su ralea lucrarán con esta pieza importante del pasado cristiano (y por lo tanto del pasado de Occidente, de nuestro pasado) y le inventarán una historia alucinante y llena de misterios que sus creadores nunca imaginaron.

NatGeo se va a cuajar de billetes. Al menos yo sí les voy a comprar su revista de mayo.

Referencias

  • José Carreño, Revelan que Judas no traicionó a Jesús, en El Universal, sección Cultura. México, 7 de abril de 2006.
  • Descifran un papiro con supuesto evangelio de Judas y su papel en la entrega de Jesús, en La Crónica de Hoy. México, 7 de abril de 2006.
  • Evangelios apócrifos. Traducción de Edmundo González Blanco. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2001.
  • "Gnosticism", en Encyclopaedia Britannica. Edición CD-ROM. Encyclopaedia Britannica Inc., 2002.
  • Ireneo de Lyon, Contra los herejes. Versión en línea de Biblioteca Electrónica Cristiana / VE Multimedios, Lima, 2001.
  • Judas no traicionó a Jesús, revela hallazgo, en El Economista. México, 7 de abril de 2006.
  • Rodolphe Kasser, Marvin Meyer y Gregor Wurst, The gospel of Judas. National Geographic Society, Washington, 2006.
  • "Presentan al mundo el Evangelio según Judas", en La Jornada. México, 7 de abril de 2006.
  • Pepe Rodríguez, Mentiras fundamentales de la Iglesia católica. Punto de lectura, Barcelona, 2000.
  • Ramón Teja, "Gnóstico cainita", en El País. Madrid, 7 de abril de 2006.
  • Bruno Volpe, con información de EFE, "Códice: Jesús pidió a Judas traicionarlo", en Público Milenio. Guadalajara, 7 de abril de 2006.