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Me lo dijo un pajarito

marzo 31, 2006

Sobre el horario de verano (II)

En esta segunda parte presento un análisis de los argumentos en contra del horario de verano expuestos por Fernando Cortés Contreras y Ricardo Enciso Aguilar. Antes de continuar, tal vez necesite leer la primera parte de esta serie sobre el horario de verano.

Argumento: el horario de verano está mal planeado

El conjunto de argumentos contra el horario de verano que me parece más coherente se basa en lo poco adecuado del horario de verano para México. La situación geográfica de México hace que el incremento de luz diurna durante el verano sea bastante reducido en comparación con los otros países de América del Norte y Europa. Durante el solsticio de verano, la duración máxima de un día mexicano es de algo más de 13 horas, dos horas más largo que la noche de ese mismo día. Con horario de verano ganamos más luz solar al atardecer, pero nos cuesta oscuridad adicional antes del amanecer, sobre todo al principio y al final del horario de verano. En torno al solsticio de verano, la hora civil del amanecer es igual a la hora civil del amanecer a finales de marzo y a principios de noviembre.

A esto se agrega el hecho de que por alguna razón, medio país está en un huso horario que difícilmente le corresponde. Desde 1942, todos los estados al oeste de Oaxaca y Veracruz se incorporaron al meridiano 90 cuando les correspondería (y de hecho les correspondió desde los primeros decretos sobre husos horarios en 1921) el meridiano 105; los casos extremos de Jalisco, Colima y Durango aumentan su horario casi dos horas respecto a su horario "natural" en abril, lo que según el Movimiento Ciudadano coloca a Jalisco en el huso horario de Florida, un "error técnico grave", soslayando el hecho que Florida también adelanta su reloj durante el mismo periodo. El Movimiento Ciudadano se rasga las vestiduras porque con horario de verano el sol se pone a las ocho de la ¿tarde? y el sol nunca sale antes de las seis de la ¿madrugada?, pero no dicen por qué eso está mal.

Argumento: no hay ahorro de energía

Relacionado con esto, el Movimiento Ciudadano nos dice que el horario de verano no representa un ahorro de energía real, porque la electricidad que ahorramos en la tarde la gastamos en la mañana porque nos levantamos más temprano respecto a la salida del sol. Esto parece de sentido común, pero la verdad es que pone en evidencia el caos conceptual del Movimiento Ciudadano del que se habló en la primera parte y hace dudar si esta gente realmente sabe contra qué está protestando. Porque si el periodo de luz solar es más largo que la noche a partir del equinoccio de primavera y hasta el equinoccio de otoño, el periodo de luz adicional es más largo que el periodo de noche adicional; como se expuso antes, el sol sale más o menos a la misma hora (civil) durante el solsticio de verano (con horario de verano) y durante el equinoccio de primavera (sin horario de verano). Eso es independiente de si el recibo se nos hace más barato o no.

En el norte, donde los equipos de aire acondicionado son comunes por las altas temperaturas, el consumo eléctrico aumenta por el uso de los mismos; se ha sugerido que el consumo eléctrico del clima artificial en los estados norteños sea mayor con horario de verano que sin él. Se supone que una de las principales razones de Arizona para oponerse al horario de verano fue precisamente ésa.

Con todo, con el horario de verano sí hay un ahorro de energía, pero no tanto. La pregunta es si este ahorro de energía vale la pena.

Argumento: el horario de verano es antinatural

El horario de verano es "antinatural", sea lo que signifique esto, y como todos sabemos que lo natural es bueno, las cosas antinaturales como el horario de verano son malas. Fin de la discusión. Di no al horario de verano.

La "falacia natural" merece un escrito entero, pero por ahora sólo piense en esto: ¿qué hay más natural que un huracán, un terremoto o un maremoto? Por lo tanto, como son muy naturales, deben ser buenísimos para las personas, ¿verdad? (Claro: el huracán Wilma fue buenísimo para los destinos turísticos del Pacífico mexicano.) No todo lo natural es bueno, y no todo lo artificial es malo; apoyar o no una medida administrativa basados sólo en su naturalidad es irracional.

Para hacer énfasis en la antinaturalidad del horario de verano, el Movimiento Ciudadano dice que en el campo las vacas dan leche según la salida del sol, y que las plantas crecen cuando reciben luz del sol. Absolutamente cierto. Sin embargo, uno no puede evaluar la conveniencia de un cambio de horario según el medio rural, porque la economía agropecuaria sí depende por completo del sol y de los ciclos estacionales, mientras que la economía industrial y de servicios propia de las ciudades, incluyendo a las ciudades que encabezan una zona agrícola o ganadera, necesita un horario artificial estandarizado para poder comerciar e interactuar con otras ciudades. (Para la ciudad, una aproximación poco rígida de las horas con la salida y puesta del sol es más que suficiente.) El campesino no necesita reloj para saber cuándo debe alimentar a las gallinas o regar los sembradíos, lo necesita para saber cuándo se abre el mercado o la tienda de refacciones en la ciudad cercana. Citando al Movimiento Ciudadano, "[p]ensar de otra manera es ignorar cómo opera el negocio".

El único "problema" en las ciudades son los niños pequeños, que al igual que los borregos y las lechugas dependen del ciclo natural del sol y no del ciclo artificial del reloj. Muchos padres protestan amargamente de lo locos que se ponen sus hijos con el horario de verano (o más bien, "con el cambio de horario", tanto en abril como en octubre), cuando el problema real no son los niños, sino ellos que quieren ajustar a sus hijos a cambios de horarios que no conocen ni entienden. Los niños están bien; son los padres los que tienen un desajuste mientras se acostumbran al horario. Esta "antinaturalidad" no significa nada.

Argumento: el horario de verano es dañino para la salud

Como el horario de verano es antinatural, también ha de ser malo para nuestra salud. Es cierto que nuestro metabolismo está ajustado a los ciclos de dia y noche y a los ciclos estacionales; estos patrones metabólicos son llamados ritmos circadianos (del latín circa dies, "alrededor de un día") y están integrados en el sistema nervioso central. Éste es el llamado "reloj biológico". El ritmo circadiano humano dura 25 horas, y debe ser constantemente "recalibrado" con la duración del día real. Es conocido que los ritmos circadianos son alterados por cambios bruscos en el horario, como un cambio de turno laboral o el movimiento a un huso horario alejado del original.

Entonces, ¿nos desajusta el horario de verano? Sí... durante tres días. Como ejemplo, la secreción de hormona adecorticotrópica (ACTH) tiene un periodo de actividad máxima aproximadamente una hora antes de levantarnos. Cuando cambiamos de horario, la secreción de ACTH inicia un proceso de ajuste que la lleva gradualmente a retrasar (o adelantar) una hora su momento de actividad máxima. Recuerde que de todas formas el ritmo circadiano está naturalmente desfasado; lo único que hacen los cambios de horario es aumentar un poco más el desfase, que para la mayor parte de los individuos se reajusta antes de una semana. Lo que nos lleva de regreso a los bebés: como ellos no saben leer la hora, no tienen forma de irse acostumbrando a un horario nuevo y por lo tanto su metabolismo no cambia de la forma en que lo hace el de sus padres.

La afirmación de los peligros para la salud humana del horario de verano, por lo tanto, no tiene fundamento.

Argumento: el horario de verano es inseguro

Otra afirmación del Movimiento Ciudadano es que se pone en riesgo la seguridad de los que tienen que realizar actividades temprano en la mañana, muy especialmente los niños en edad escolar. Según esto, los escolares y sus padres están expuestos a delincuencia e inseguridad por la falta de luz solar.

Esto es una exageración, porque muy poco crimen ocurre durante las horas cercanas al amanecer. Recuerde que durante los primeros y los últimos días del horario de verano se repite la situación de luminosidad natura propia del solsticio de invierno, y nadie dice que las mañanas de otoño e invierno sean particularmente más inseguras por la oscuridad.

Lo que sí es cierto es que los accidentes de tráfico sufren un ligero incremento los lunes posteriores a los cambios de horario. Esto es debido al desajuste metabólico que la mayoría arrastramos durante los primeros días de los cambios de horario y que no permite que los conductores se concentren adecuadamente. Una vez que las personas se han acostumbrado al horario nuevo, los accidentes regresan a sus tasas normales; hay estudios que sugieren que los accidentes de tráfico durante la tarde disminuyen durante el horario de verano a consecuencia de la mayor luminosidad durante horas pico. En este aspecto al menos, el horario de verano proporciona mayor seguridad.

Argumento: el horario es una imposición del gobierno

El horario de verano es la última de las malvadas imposiciones dictatoriales, autoritarias y fascistas de nuestro malvado gobierno dictatorial, autoritario y fascista, junto con el peso, el sistema métrico, las Normas Oficiales Mexicanas, la lengua española y el Canal de las Estrellas. Por eso la población debe levantarse en armas para derrocar al mal gobierno el primer domingo de abril.

Ya en serio, tendemos a sospechar de cualquier cosa que venga del gobierno y no nos parezca evidentemente útil o disfrutable. Es el caso del horario de verano, que como no nos brinda un beneficio obvio, ha de ser alguna corruptela del gobierno o parte de alguna política basada en intereses inconfesables. Más cuando la imposición viene del gobierno federal.

El Movimiento Ciudadano afirma:

Las medidas económicas circunstanciales que afectan a la población deben ser consultadas con la sociedad. En el Distrito Federal se actuó con sensibilidad al pedir opinión a los habitantes de la ciudad. [declaración de Cortés y Enciso, 2001]

Para evaluar esta afirmación hay que tratar de temas de opinión pública y política que exceden con mucho el propósito de este escrito. Sólo diré que nuestro derecho a la opinión depende de lo que sepamos sobre lo que estamos opinando; nadie tiene derecho a decir disparates y ser tomado en cuenta en las políticas públicas. No parece ser el caso que el Movimiento Ciudadano sepa en realidad a qué se está oponiendo. Respecto al Distrito Federal, eso es más demagogia que otra cosa: como dije en la primera parte, tener horarios diferentes entre el Distrito Federal y el Estado de México sería suicida para el Valle de México.

Lo que causa más escozor entre los opositores es que consideran al el horario de verano como muestra de sumisión ante los Estados Unidos y los mercados internacionales. En efecto, los principales beneficiados del horario de verano son los que hacen negocios con Estados Unidos, Canadá y Europa. Esta sincronización de los negocios con Estados Unidos fue lo que llevó a Baja California a adoptar el horario de verano en 1983, a Chihuahua a pasar a otro huso horario en 1998 y a Sonora a rechazar el cambio de horario. Desde el punto de vista económico, los estados fronterizos con Estados Unidos son los principales beneficiados con el horario de verano. El horario de verano a lo mejor aumenta nuestra dependencia de Estados Unidos, pero con 20 millones de mexicanos allá manteniendo a flote la economía aquí es difícil ver cómo prescindir del horario de verano va a hacernos menos dependientes de la economía estadounidense.

Por lo politizado de este argumento, es muy difícil llegar a una conclusión objetiva.

Conclusión

El horario de verano tiene un impacto más positivo que negativo en la economía y el medio ambiente, aunque las ventajas son bastante menores en México por su posición geográfica. La argumentación del Movimiento Ciudadano es muy pobre y está fuertemente basada en malas interpretaciones con poco sustento en la realidad, además de privilegiar una visión rural en un asunto que afecta sobre todo a los entornos urbanos.

Señor, señora, no reniege. El sábado antes del cambio de horario, ajuste su reloj, y el lunes después del cambio, relájese. La modorra que pueda sentir es temporal. En una semana ni se dará cuenta y estará como siempre.

Referencias

Sobre el horario de verano (I)

Obligue a un hombre a levantarse a las cuatro de la mañana, y es más que probable que irá voluntariamente a la cama a las ocho de la noche, y habiendo dormido ocho horas, se levantará voluntariamente a las cuatro de la mañana siguiente.

—Benjamin Franklin, carta a los editores del Journal de Paris, 1784

(mirando su reloj) 7:58. Primera vez que llego temprano al trabajo. Excepto esos días que se adelanta el maldito reloj...

—Homero Simpson, Homero tamaño familiar en Los Simpsons. Episodio 135, temporada 7, noviembre de 1995

Nota:El texto original quedó bastante largo, así que para facilitar su lectura y publicación he decidido partirlo en dos. La primera parte es una introducción que incluye la historia del horario de verano, y la segunda son los comentarios a los argumentos del Movimiento Ciudadano No al horario de verano.

Una de las medidas más impopulares del sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) fue el establecimiento en 1996 del cambio de horario entre el primer domingo de abril y el último domingo de octubre de cada año. La medida se hace bajo el supuesto de que el atardecer ocurrirá una hora más tarde respecto al horario civil y esa hora dará más iluminación natural y habrá menos necesidad de iluminación artificial, ahorrando electricidad y combustibles y disminuyendo la contaminación. El ahorro a estas alturas ya equivale al consumo anual de dos o tres estados pequeños, pero para la mayoría de las personas el mentado ahorro de energía no es notorio. Eso sí, las personas suelen quejarse de que están más cansadas durante el horario de verano, de que se desvelan, de que el horario de verano es "antinatural" y demás pretextos que desde mi muy humilde punto de vista no son más que nuestra atávica idiosincrasia saliendo a la luz.

Actualización al 06/04/2006: Héctor Coronado comenta, muy acertadamente, la causa principal del ahorro durante el horario de verano: con el desplazamiento de la hora civil, se desplaza también el inicio de la demanda máxima de consumo eléctrico. Esto disminuye el trabajo realizado por los generadores eléctricos, su consumo de combustible y la contaminación emitida por las plantas.

Muchos países del hemisferio norte han adaptado variaciones de su horario civil durante el verano con diversos propósitos. La idea de adelantar una hora el reloj durante el verano fue sugerida por Benjamin Franklin en 1784, en una carta al Journal de Paris donde exponía la necesidad de aprovechar la luz solar en el periodo boreal, que disminuiría el consumo de velas y podría reducir su costo para el invierno cuando sí se necesitarían. En 1907, el inglés William Willet propuso ir adelantando el reloj gradualmente durante la primavera y el verano. Un año después, el adelanto de una hora en primavera y su correspondiente retraso en otoño fue rechazado en la Cámara de los Comunes inglesa. Durante la Primera Guerra Mundial, se implementó el horario de verano en Alemania, Estados Unidos y algunos dominios del Imperio Británico para tener más luz natural y reducir la iluminación artificial como una medida de racionamiento de combustible para usarlo en la guerra. Tiempo después esta medida se volvería anual, y hoy en día muchos países en América del Norte y Europa practican este ajuste estacional. Estados Unidos ha estado cambiando el horario regularmente desde 1967, aunque Arizona e Indiana lograron ser exentas del horario (las legislaturas estatales conservaron el derecho de promulgar leyes contra el horario de verano).

En México parece haber un antecedente en un decreto de Pascual Ortiz Rubio, en abril de 1931, que incluía una variación estacional en los horarios establecidos por un decreto de cinco meses antes, en el que se establecía que el norte de Baja California pasaría al huso del meridiano 120, llamado hora del Oeste; Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y el resto del sureste se quedaría en el meridiano 90 u hora del Golfo; el resto del país pasaría al huso del meridiano 105, u hora del Centro. La modificación fue que entre el 1o. de abril y el 30 de septiembre, Baja California pasaría al meridiano 105, y el resto del país pasaría al meridiano 90; el resto del año se conservaría la división del decreto anterior. Este horario de verano desaparecería en 1942. En 1983, el gobierno local de Baja California solició al gobierno federal un horario de verano para su territorio, con el ya conocido periodo del primer domingo de abril al último domingo de octubre, que ha tenido desde entonces.

El horario de verano actual comienza en 1996, cuando Zedillo decretó el horario de verano para todo el país. En 1998, Chihuahua cambió su huso horario del meridiano 90 al meridiano 105 y Quintana Roo cambió su huso horario del meridiano 90 al meridiano 75 otra vez. Al año siguiente Quintana Roo fue devuelta al meridiano 90. En 2001, Vicente Fox redujo la duración del horario de verano en dos meses: del primer domingo de mayo al último domingo de septiembre. Después del dictamen de la Suprema Corte de Justicia sobre el horario de verano, la Cámara de Diputados lo aprobó en diciembre de 2001 con los plazos propuestos originalmente por Zedillo.

Los gobiernos estatales han intentado excluir a sus entidades de la aplicación del horario de verano. En 1999, Aguascalientes estableció un horario de verano "formal" y uno "virtual", que terminó en desconcierto entre la población y pérdidas económicas estimadas en dos millones de pesos. En marzo de 2001, el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador emitió un bando que excluía a su territorio del horario de verano (una medida de una estupidez monumental, dada la integración total entre el Distrito Federal y el Estado de México, que no suspendería el horario) y llevó el asunto hasta la Suprema Corte, que dictaminó que el establecimiento del horario de verano era facultad exclusiva de la Cámara de Diputados. En 2004, la legislatura local de Jalisco solicitó su exclusión, sin éxito. Sólo Sonora logró la suspensión del horario de verano por sus lazos comerciales con Arizona, que tampoco tiene horario de verano excepto en el territorio de los navajos.

La actitud popular respecto al horario de verano en México originalmente fue de rechazo pero ahora mucha gente lo ve como una molestia menor e inevitable. De acuerdo con una encuesta realizada en 2005, la mitad de la población de Guadalajara acepta el horario y la otra mitad no; tres cuartas partes de la población no le ven un beneficio; sólo el 5% reconoce un ahorro de energía significativo y seis de cada diez dicen que el horario de verano debe suspenderse. Al mismo tiempo, la mitad afirma que con el horario le rinde más el día y la mitad de los encuestados dice que no deben cambiarse los meses del horario de verano. De esa encuesta sólo podemos deducir que a mucha gente le resulta indiferente y como ya está lo aprovechan, o bien que los encuestados no supieron lo que contestaron.

A nivel nacional, se organizó un movimiento en contra del horario de verano, que lleva el creativo nombre de Movimiento Ciudadano No al horario de verano, que de aquí en adelante, para abreviar, será llamado el Movimiento Ciudadano. Sus representantes nacionales son los abogados Ricardo Enciso Aguilar y Fernando Cortés Contreras, de Guadalajara. Desde su formación han enviado peticiones a las legislaturas estatal y federal pidiendo la desaparición del horario de verano. Cada abril convocan a la ciudadanía a cada vez más deslucidas manifestaciones en contra del horario de verano. (En una aparición reciente en el programa de televisión local La Mentirosa, me pareció escuchar que Enciso declaró no cambiar su reloj durante el horario de verano.) Sus argumentos no han cambiado sustancialmente desde su formación.

En la próxima entrega, presentaré y analizaré estos argumentos. Antes de terminar esta parte, una crítica general a las razones técnicas del Movimiento Ciudadano que fundamentan su oposición.

Exageraciones

La argumentación de Ricardo Enciso y Fernando Cortés publicada en El Informador en 2001 está plagada de exageraciones y distorsiones. No sé ni puedo probar si estos errores son producto de ignorancia bienintencionada o desinformación voluntaria; yo quiero suponer que son confusiones involuntarias. Por ejemplo, el argumento técnico número 3 dice: "El año tiene 4 estaciones de 3 meses cada una. En todo caso el horario de verano debería de ser de 3, no de 5 y menos de 7 meses."

Esto revela un desconocimiento de los ciclos estacionales que es fatal para alguien que se opone al horario de verano. El nombre podrá estar mal, pero la idea está bien. Se le llama horario de verano porque pretende aprovechar los días largos cercanos al solsticio de verano, por lo que es correcto que el horario se extienda de, digamos, principios de abril a finales de septiembre, entre los equinoccios de primavera y otoño cuando el día dura más que la noche.

Otra exageración frecuente es la insistencia en periodos oscuros. Los argumentos técnicos 7 y 13 dicen respectivamente: "Como seres vivos, respondemos al estímulo de la luz solar. Hacer nuestras labores cotidianas a oscuras nos desfasa" y "Los altos funcionarios abogan por el cambio de horario porque no les afecta. ¿Qué tal si tuvieran que llevar a sus hijos a la escuela a pie o en camión a oscuras de la mañana?"

La idea que Cortés y Enciso transmiten es que el amanecer va a ser a las 12 horas del reloj o algo así. El horario de oscuridad no es mayor que durante el invierno. Si pueden realizar sus actividades cómodamente en las mañanas de invierno, deberían poder hacerlo en las mañanas del horario de verano.

Lea el texto completo en línea. Verá que las razones técnicas de Cortés y Enciso son una mezcolanza de verdades, prejuicios y errores que dejan muy mal parado a su Movimiento Ciudadano.

Referencias

marzo 06, 2006

Especial bíblico de Cuaresma

El término "Cuaresma" viene del latín quadragesima, en alusión a los 40 días que dura y que evocan los 40 días que Jesús de Nazaret pasó ayunando en el desierto de acuerdo con los Evangelios. Hay otros periodos de 40 días en la Biblia: los 40 días del Diluvio (Génesis 7:12), los 40 días de Moisés en el Sinaí (Éxodo 34:28), los periodos de purificación para las mujeres que dan a luz (Levítico 12:1-7), los 40 días que Elías pasó huyendo del rey Ajab hasta el monte Horeb (1 Reyes 19:8), etc. Esta cuenta tiene truco: son 40 días... pero sin contar los domingos. La Iglesia sigue el razonamiento de que si los domingos son días de celebración para los cristianos, no pueden entrar dentro de los 40 días de ayuno y penitencia que se supone son la Cuaresma.

Digo "se supone" porque a pesar de que todos los teólogos y obispos católicos dicen que la Cuaresma es tiempo de sacrificios, penitencias, obras de caridad, oración, meditación y preparación para la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, en este rincón del mundo el ayuno y la penitencia cuaresmales suelen limitarse a no desayunar nada en Miércoles de Ceniza y en Viernes Santo, y no comer carne roja esos días y todos los viernes de Cuaresma. Como si atascarse con chiles rellenos, atún y capirotada fuera más difícil y sacrificado que hacerlo con carne de res o de puerco.

Por este motivo, presentamos... (redoble de tambores)

¡El Especial bíblico de Cuaresma!

(uh, qué exageración)

Es un hecho que los católicos, en promedio, son la comunidad cristiana con el conocimiento más deficiente de la Biblia. Por eso presento algunas citas bíblicas que ponen en su lugar a la vigilia. Se supone que Jesús abolió los ritos mecánicos carentes de significado en favor de una relación más directa y espiritual entre el creyente, su prójimo y su dios. No pretendo desacreditar la Cuaresma como un todo ni cuestionar las prácticas sinceras y voluntarias de penitencia y caridad que muchos católicos seguramente llevan a cabo en estas fechas. Mi duda es por qué existe una restricción sólo de carne roja y ciertas bebidas pesadas y no de lo demás, y sobre todo por qué debe respetarse ese tabú cuando el Mesías fue bastante claro respecto a la importancia de esa clase de reglas.

Saco las citas de la Biblia Latinoamericana, que podrá no ser la mejor, pero es una traducción muy popular y accesible entre los católicos. Puede consultar los versículos citados en su Biblia, o buscarlos en una Biblia en línea y comparar. Me tomé la libertad de abreviar algunos versículos.

Por lo comentado arriba, el Nuevo Testamento es especialmente prolijo en cuestionamientos a los ayunos y abstinencias alimenticias rituales y tiene los pasajes más interesantes respecto a la vigilia, pero el Antiguo Testamento también tiene lo suyo, como podemos ver en Isaías 58.5-7, que aunque no habla de la vigilia vale la pena examinar:

¿Cómo debe ser el ayuno que me gusta, o el día en que el hombre se humilla? ¿Acaso se trata nada más que de doblar la cabeza como un junco o de acostarse sobre sacos de ceniza? ¿A eso llamas ayuno y día agradable a Yavé?

¿No saben cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo.

Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano.

En el Nuevo Testamento, tenemos la carta de Pablo a los Colosenses, 2:16-23:

Por tanto, que nadie los venga a criticar por lo que comen o beben, por no respetar fiestas, lunas nuevas o el día sábado. Tales cosas no eran más que sombras, mientras que lo real es la persona de Cristo. [...]Si ustedes han muerto con Cristo y así se han liberado de los reglamentos del mundo, ¿por qué se dejan adoctrinar ahora como si todavía fueran del mundo? "No tomes esto, no gustes eso, no toques aquello." Siempre se trata de cosas que se usan, se desgastan y desaparecen, lo que es propio de mandatos y doctrinas de hombres. Todo eso quiere ser sabiduría, religión, humildad y desprecio del cuerpo, pero no sirve de nada cuando la carne se rebela.

Otra cita se encuentra en la carta a los Romanos. Lo interesante de este pasaje es que es un tanto ambiguo, así que el texto que sigue lo mismo puede usarse a favor que en contra de la vigilia:

Sean comprensivos con el que no tiene segura su fe y dejen las discusiones que terminan en división. Hay quien cree que puede comer de todo, mientras que otros, menos seguros, comen sólo verduras. El que come de todo no debe despreciar al que se abstiene; y el que no come de todo, que no critique al que come, pues Dios lo ha tomado tal como es. [...]

Dejemos, pues, de juzgarnos los unos a los otros. Examinémonos, más bien, no sea que pongamos delante de nuestro hermano algo que lo haga tropezar. Yo sé, y estoy seguro de ello en el Señor Jesús, que ninguna cosa es impura de por sí, pero sí lo es para quien la considera impura. Entonces, si tú ofendes a tu hermano con lo que comes, ya no vives según el amor. No vayas a destruir con tu dieta a aquel por quien murió Cristo.

No den motivo de escándalo, aun cuando tengan la razón. Piensen que el Reino de Dios no es cuestión de comida o bebida, sino de justicia, de paz y alegría en el Espíritu Santo. Quien de esta forma sirve a Cristo, agrada a Dios y también es apreciado por los hombres. Busquemos, pues, lo que contribuye a la paz y nos hace crecer juntos.

No destruyas la obra de Dios por cuestión de alimentos; si bien todos son puros, es malo comerlos cuando la conciencia te reprocha. Mejor abstenerse de carne, vino o de cualquier otra cosa, si eso puede ser causa de tropiezo para tu hermano.

Este pasaje puede dar lugar a un debate bastante interesante. Hay otros pasajes que por sí mismos parecen criticar las prohibiciones alimenticias rituales, pero que dentro de su contexto tienen otras interpretaciones, como el caso de la primera carta a los Corintios, en todo el capítulo 8 y en 9:23-33, que tratan un tema más o menos parecido al pasaje de arriba en Romanos.

Y para cerrar con broche de oro, las palabras del mismísimo Hijo de Dios, tal y como aparecen en Mateo 15:10-20. Habla específicamente del ritual judío de lavarse las manos antes de comer. Es cierto que si uno come con las manos sucias se puede enfermar, pero ése no es el punto, así que no nos hagamos los chistosos.

Luego Jesús mandó acercarse a la gente y les dijo: "Escuchen y entiendan: lo que entra por la boca no hace impura a la persona, pero sí mancha a la persona lo que sale de su boca". [...]

Entonces Pedro le pidió: "Explícanos esta sentencia". Jesús le respondió: "¿También ustedes están todavía cerrados? ¿No comprenden que todo lo que entra por la boca va al estómago y termina en el basural? En cambio lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que hace impura a la persona.

"Del corazón proceden los malos deseos, asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, robos, mentiras, chismes. Estas son las cosas que hacen impuro al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre."

Este dicho de Jesús también aparece en el Evangelio de Marcos (7:14-23) donde el evangelista agrega en el versículo 20: "Así Jesús declaraba que todos los alimentos son puros".

Hermanos, esta es la Palabra del Señor.