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Me lo dijo un pajarito

marzo 12, 2011

¡El maremoto!

Al enterarme del tsunami de Japón, me acuerdo de una anécdota de mi padre, aparentemente de 1964 cuando un terremoto en Alaska lanzó una alerta de "maremoto", como le decían en ese entonces, y se desató la histeria en Mazatlán porque el maremoto iba a llegar y matarlos a todos. Resulta que mi padre y otros de sus hermanos / mis tíos fueron por una cubeta, la llenaron de agua y se la aventaron a otro hermano / tío, aparentemente dormido con la boca abierta, al grito de "¡¡¡el maremoto!!!".

Cómo nos reíamos con esa historia.

La historia se repite: otra vez, Mazatlán vivió la histeria del maremoto, ahora desde Japón, irónicamente, el mismo lugar de donde llegó la palabra que reemplazó a "maremoto". Las nuevas historias me siguen haciendo reír, pero ahora es porque no sé qué gente me parece más pendeja: si esta...

Reviviendo el terremoto que afectó a Alaska en 1964 y que provocó el éxodo de miles de mazatlecos, muchos porteños decidieron ayer irse a tierras altas, como a Concordia [45 km tierra adentro, en las faldas de la Sierra Madre Occidental], donde se calcula que llegaron unos 2 mil mazatlecos que llenaron la plazuela, el atrio de la iglesia y las calles del centro del pueblo, así como restaurantes y comercios. ["Libra Mazatlán alerta", Noroeste, 12/03/2011]

...o esta.

Antes de las 09:00 horas decenas de paseantes y conductores hacían parada en la Avenida del Mar, algunos preguntaban "¿a qué hora es el tsunami?", pero nadie tenía respuesta. Así, poco a poco el malecón se fue nutriendo de curiosos.

Una hora después la avenida tenía mas espectadores, como pocas veces en viernes por la mañana. La mayoría sólo contempló el mar pendiente del romper de las olas, algunas familias llegaron en taxi con sus hijos todavía con mochila al hombro.

"Dijeron en las noticias que no debemos venir a la playa, pero nosotros queremos ver un tsunami", dijo una madre de familia. ["Salen a esperar el tsunami", Noroeste, 12/03/2011]

¡Muchas gracias, Roland Emmerich! Porque solo echándose y creyéndose todos esos bodrios se puede esperar que una ola gigante viaje 10 mil kilómetros de océano sin que su potencia se disipe en el camino. Es un hecho básico de física que cualquier emisión de energía disminuye su intensidad conforme se aleja de su fuente: es la famosa ley del cuadrado inverso de la distancia, que aplica para el sonido, la luz, las explosiones, las señales de radio, la gravedad y también para terremotos y tsunamis (no tanto si el medio de transmisión es heterogéneo, como lo saben los defeños). Además, están las irregularidades propias del fondo marino, que frenan la onda, y una cosa llamada Baja California, que prácticamente bloquea la geodésica entre Miyagi y Sinaloa. (Jodidos los de Ensenada, pues.) Simplemente no hay forma en que el mismo movimiento telúrico que arrasó Sendai y otras ciudades japonesas hiciera lo mismo en el Pacífico mexicano.

Creo que escojo a los últimos como los más pendejos. ¿Qué chingados estaban pensando los que fueron al malecón esperando ver una muralla de agua acercándose a toda velocidad? ¿Qué iban a hacer cuando la muralla estuviera a punto de llegar y barrerlos de la faz de la tierra?

Y se supone que somos gente que vive del mar, caray.