Monja atropella y mata a peatón

Permítanme presentarles una edificante historia de piedad cristiana:

Una religiosa atropelló y mató a una mujer que pretendía cruzar la carretera a Morelia a la altura de Santa Anita.

[...] La religiosa de nombre Aurora Contreras Vallejo, de 50 años, que vive en un convento ubicado en Acatlán de Juárez, dijo que circulaba en sentido a la autopista a Colima cuando de pronto apareció una mujer a quien no pudo esquivar, pero en lugar de quedarse en el sitio prefirió huir por lo tanto fue alcanzada en el kilómetro 40. [El Occidental, 28/07/2009]

Puedo aceptar que sor Aurora atropelló a la señora sin querer y que intentó esquivarla. Lo que es de veras reprobable es que sor Aurora haya intentado huir, como si no quisiera ser atrapada, como si fuera una delincuente. Ah, es que sí es una delincuente. Ese actitud de pega y corre es más propia de los "microbucerdos" groseros e imprudentes, no de una benevolente Esposa de Cristo. No soy experto, pero creo que quedarse en el lugar hasta que llegaran los paramédicos e intentar ayudar en lo posible a la víctima son acciones demandadas por la caridad cristiana y el amor al prójimo, usted sabe, esas cosas a las que las religiosas dedican sus vidas.

¿Cómo dice? ¿Que haya una monja insensible no quiere decir que el resto de religiosas católicas en el mundo sean insensibles y malvadas? Es cierto. ¿Que esa monja insensible no es un testimonio en contra de la vida conventual, ni anula el bien que hacen las comunidades religiosas? También es cierto. ¿Que las monjas también son seres humanos, con virtudes y defectos, que flaquean y cometen errores? También es cierto. El problema aquí es que estamos hablando de una organización que se asume a sí misma y a sus enseñanzas como fuente absoluta, infalible y universal de moralidad, y que bajo esa pretensión buscan infiltrar y controlar la vida pública para imponer su doctrina, sin importar si atropellan (jojojo) los derechos y libertades individuales y colectivos.

El problema de sor Aurora es una versión chiquita y hasta insignificante del mismo problema de Marcial Maciel y los cientos de curas pederastas, supuestamente célibes; o el problema de Norberto Rivera y Onésimo Cepeda conviviendo con millonarios y dándose lujos mundanos mientras demandan austeridad a la grey, al gobierno y a la sociedad toda; el problema que podemos enunciar con la siguiente pregunta retórica:

¿Con qué cara exige la iglesia católica que los demás acatemos sus dogmas, mandamientos y preceptos cuando es incapaz de hacer que su propia burocracia los acate?