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Me lo dijo un pajarito

marzo 31, 2006

Sobre el horario de verano (I)

Obligue a un hombre a levantarse a las cuatro de la mañana, y es más que probable que irá voluntariamente a la cama a las ocho de la noche, y habiendo dormido ocho horas, se levantará voluntariamente a las cuatro de la mañana siguiente.

—Benjamin Franklin, carta a los editores del Journal de Paris, 1784

(mirando su reloj) 7:58. Primera vez que llego temprano al trabajo. Excepto esos días que se adelanta el maldito reloj...

—Homero Simpson, Homero tamaño familiar en Los Simpsons. Episodio 135, temporada 7, noviembre de 1995

Nota:El texto original quedó bastante largo, así que para facilitar su lectura y publicación he decidido partirlo en dos. La primera parte es una introducción que incluye la historia del horario de verano, y la segunda son los comentarios a los argumentos del Movimiento Ciudadano No al horario de verano.

Una de las medidas más impopulares del sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) fue el establecimiento en 1996 del cambio de horario entre el primer domingo de abril y el último domingo de octubre de cada año. La medida se hace bajo el supuesto de que el atardecer ocurrirá una hora más tarde respecto al horario civil y esa hora dará más iluminación natural y habrá menos necesidad de iluminación artificial, ahorrando electricidad y combustibles y disminuyendo la contaminación. El ahorro a estas alturas ya equivale al consumo anual de dos o tres estados pequeños, pero para la mayoría de las personas el mentado ahorro de energía no es notorio. Eso sí, las personas suelen quejarse de que están más cansadas durante el horario de verano, de que se desvelan, de que el horario de verano es "antinatural" y demás pretextos que desde mi muy humilde punto de vista no son más que nuestra atávica idiosincrasia saliendo a la luz.

Actualización al 06/04/2006: Héctor Coronado comenta, muy acertadamente, la causa principal del ahorro durante el horario de verano: con el desplazamiento de la hora civil, se desplaza también el inicio de la demanda máxima de consumo eléctrico. Esto disminuye el trabajo realizado por los generadores eléctricos, su consumo de combustible y la contaminación emitida por las plantas.

Muchos países del hemisferio norte han adaptado variaciones de su horario civil durante el verano con diversos propósitos. La idea de adelantar una hora el reloj durante el verano fue sugerida por Benjamin Franklin en 1784, en una carta al Journal de Paris donde exponía la necesidad de aprovechar la luz solar en el periodo boreal, que disminuiría el consumo de velas y podría reducir su costo para el invierno cuando sí se necesitarían. En 1907, el inglés William Willet propuso ir adelantando el reloj gradualmente durante la primavera y el verano. Un año después, el adelanto de una hora en primavera y su correspondiente retraso en otoño fue rechazado en la Cámara de los Comunes inglesa. Durante la Primera Guerra Mundial, se implementó el horario de verano en Alemania, Estados Unidos y algunos dominios del Imperio Británico para tener más luz natural y reducir la iluminación artificial como una medida de racionamiento de combustible para usarlo en la guerra. Tiempo después esta medida se volvería anual, y hoy en día muchos países en América del Norte y Europa practican este ajuste estacional. Estados Unidos ha estado cambiando el horario regularmente desde 1967, aunque Arizona e Indiana lograron ser exentas del horario (las legislaturas estatales conservaron el derecho de promulgar leyes contra el horario de verano).

En México parece haber un antecedente en un decreto de Pascual Ortiz Rubio, en abril de 1931, que incluía una variación estacional en los horarios establecidos por un decreto de cinco meses antes, en el que se establecía que el norte de Baja California pasaría al huso del meridiano 120, llamado hora del Oeste; Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y el resto del sureste se quedaría en el meridiano 90 u hora del Golfo; el resto del país pasaría al huso del meridiano 105, u hora del Centro. La modificación fue que entre el 1o. de abril y el 30 de septiembre, Baja California pasaría al meridiano 105, y el resto del país pasaría al meridiano 90; el resto del año se conservaría la división del decreto anterior. Este horario de verano desaparecería en 1942. En 1983, el gobierno local de Baja California solició al gobierno federal un horario de verano para su territorio, con el ya conocido periodo del primer domingo de abril al último domingo de octubre, que ha tenido desde entonces.

El horario de verano actual comienza en 1996, cuando Zedillo decretó el horario de verano para todo el país. En 1998, Chihuahua cambió su huso horario del meridiano 90 al meridiano 105 y Quintana Roo cambió su huso horario del meridiano 90 al meridiano 75 otra vez. Al año siguiente Quintana Roo fue devuelta al meridiano 90. En 2001, Vicente Fox redujo la duración del horario de verano en dos meses: del primer domingo de mayo al último domingo de septiembre. Después del dictamen de la Suprema Corte de Justicia sobre el horario de verano, la Cámara de Diputados lo aprobó en diciembre de 2001 con los plazos propuestos originalmente por Zedillo.

Los gobiernos estatales han intentado excluir a sus entidades de la aplicación del horario de verano. En 1999, Aguascalientes estableció un horario de verano "formal" y uno "virtual", que terminó en desconcierto entre la población y pérdidas económicas estimadas en dos millones de pesos. En marzo de 2001, el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador emitió un bando que excluía a su territorio del horario de verano (una medida de una estupidez monumental, dada la integración total entre el Distrito Federal y el Estado de México, que no suspendería el horario) y llevó el asunto hasta la Suprema Corte, que dictaminó que el establecimiento del horario de verano era facultad exclusiva de la Cámara de Diputados. En 2004, la legislatura local de Jalisco solicitó su exclusión, sin éxito. Sólo Sonora logró la suspensión del horario de verano por sus lazos comerciales con Arizona, que tampoco tiene horario de verano excepto en el territorio de los navajos.

La actitud popular respecto al horario de verano en México originalmente fue de rechazo pero ahora mucha gente lo ve como una molestia menor e inevitable. De acuerdo con una encuesta realizada en 2005, la mitad de la población de Guadalajara acepta el horario y la otra mitad no; tres cuartas partes de la población no le ven un beneficio; sólo el 5% reconoce un ahorro de energía significativo y seis de cada diez dicen que el horario de verano debe suspenderse. Al mismo tiempo, la mitad afirma que con el horario le rinde más el día y la mitad de los encuestados dice que no deben cambiarse los meses del horario de verano. De esa encuesta sólo podemos deducir que a mucha gente le resulta indiferente y como ya está lo aprovechan, o bien que los encuestados no supieron lo que contestaron.

A nivel nacional, se organizó un movimiento en contra del horario de verano, que lleva el creativo nombre de Movimiento Ciudadano No al horario de verano, que de aquí en adelante, para abreviar, será llamado el Movimiento Ciudadano. Sus representantes nacionales son los abogados Ricardo Enciso Aguilar y Fernando Cortés Contreras, de Guadalajara. Desde su formación han enviado peticiones a las legislaturas estatal y federal pidiendo la desaparición del horario de verano. Cada abril convocan a la ciudadanía a cada vez más deslucidas manifestaciones en contra del horario de verano. (En una aparición reciente en el programa de televisión local La Mentirosa, me pareció escuchar que Enciso declaró no cambiar su reloj durante el horario de verano.) Sus argumentos no han cambiado sustancialmente desde su formación.

En la próxima entrega, presentaré y analizaré estos argumentos. Antes de terminar esta parte, una crítica general a las razones técnicas del Movimiento Ciudadano que fundamentan su oposición.

Exageraciones

La argumentación de Ricardo Enciso y Fernando Cortés publicada en El Informador en 2001 está plagada de exageraciones y distorsiones. No sé ni puedo probar si estos errores son producto de ignorancia bienintencionada o desinformación voluntaria; yo quiero suponer que son confusiones involuntarias. Por ejemplo, el argumento técnico número 3 dice: "El año tiene 4 estaciones de 3 meses cada una. En todo caso el horario de verano debería de ser de 3, no de 5 y menos de 7 meses."

Esto revela un desconocimiento de los ciclos estacionales que es fatal para alguien que se opone al horario de verano. El nombre podrá estar mal, pero la idea está bien. Se le llama horario de verano porque pretende aprovechar los días largos cercanos al solsticio de verano, por lo que es correcto que el horario se extienda de, digamos, principios de abril a finales de septiembre, entre los equinoccios de primavera y otoño cuando el día dura más que la noche.

Otra exageración frecuente es la insistencia en periodos oscuros. Los argumentos técnicos 7 y 13 dicen respectivamente: "Como seres vivos, respondemos al estímulo de la luz solar. Hacer nuestras labores cotidianas a oscuras nos desfasa" y "Los altos funcionarios abogan por el cambio de horario porque no les afecta. ¿Qué tal si tuvieran que llevar a sus hijos a la escuela a pie o en camión a oscuras de la mañana?"

La idea que Cortés y Enciso transmiten es que el amanecer va a ser a las 12 horas del reloj o algo así. El horario de oscuridad no es mayor que durante el invierno. Si pueden realizar sus actividades cómodamente en las mañanas de invierno, deberían poder hacerlo en las mañanas del horario de verano.

Lea el texto completo en línea. Verá que las razones técnicas de Cortés y Enciso son una mezcolanza de verdades, prejuicios y errores que dejan muy mal parado a su Movimiento Ciudadano.

Referencias

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente blog!

Anónimo dijo...

a leguas se ve que este blog es totalmente subjetivo y no es por otra cosa, pero realmente no sirve de nada el dichoso horario de verano, la luz artificial que se ahorra uno en la tarde es la misma que se gasta durante la "mañana" del siguiente día. Realmente me parece algo absurdo y tonto, cabe mencionar que soy un Ingeniero Industrial especialista en temas ambientales y creanme no sirve de nada!!!! Una farsa más del gobierno, como la influenza, el chupacabras, etc, etc, etc.