Supercherías son supercherías
Hará cosa de unos seis meses, este blog recogió la opinión de Álvaro Cueva, escritor de una columna sobre televisión en los diarios de Milenio, sobre un programa de concursos de corta vida llamado El suertudo, que giraba en torno a la buena y la mala suerte, entendidas estas como entidades mágicas o sobrenaturales. He aquí el párrafo:
¿A usted no se le hace monstruoso? A mí se me hace terrible, un concepto digno de ser considerado como un delito porque, más allá de todo lo que conlleva, si no lo detenemos ahora, al rato la pantalla se va a llenar de brujos, curanderos, hechiceros y profetas que con el pretexto de que están repartiendo premios, entreteniendo a las multitudes y ayudando a los demás, aniquilarán lo poco que nos queda en este país de educación, ciencia y cultura.
El viernes 31 de agosto, Cueva escribió esto en su columna sobre una serie de documentales recién estrenados en conocido canal de paga:
Por supuesto me estoy refiriendo al reestreno de “Sociedades secretas”, un paquete de cuatro documentales de producción internacional capaces de enloqueces a todos aquellos que gustan de las conspiraciones y los enigmas.
¿De qué trata “Sociedades secretas”? Es la historia, evolución e impacto de varias de las agrupaciones clandestinas más poderosas del planeta como la francmasonería y los illuminati.
¿Qué tiene esto de interesante? Que, de acuerdo a estos programas, hay demasiadas casualidades entre la presencia de estas sociedades y la mayoría de los más importantes acontecimientos mundiales desde la Revolución Francesa hasta las más recientes guerras mundiales pasando por el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas, la globalización y los discursos de algunos presidentes.
[...]
Yo vi los cuatro capítulos de esta serie y le juro que hubo momentos en que me sentí mirando una nueva versión de “El código Da Vinci”.
[...]
Cuando yo lo vi, me hice un montón de preguntas: ¿cómo le hicieron [...] para que les permitieran estrenar este programa? ¿Cuáles van a ser las consecuencias? ¿Terminarán censurándolos? ¿Terminarán quitándoles la publicidad?
Usted nada más vea el capítulo uno y dígame si no es un paquete de documentales como para que más de un líder y como para que más de un grupo de poder se pare de pestañas. Por algo jamás se había transmitido algo así en televisión.
El conocido canal de paga en cuestión, por si no lo ha adivinado, es Infinito, que Cueva considera que es "una de las historias de competencia más conmovedoras de la industria". En sus cursis loas a Infinito, el pobre Alvarito olvida mencionar (tal vez porque ve demasiada tele) que Infinito promueve la misma clase de patrañas que en su momento promovió El suertudo. Con una ligerísima agravante: que en El suertudo la promoción era nomás ilustrativa ("Miren el peluche de la suerte de Fulano. Aplausos"), mientras que en Infinito la promoción es explícita y con claros fines de lucro ("el peluche rúnico de la suerte bendecido por los orishas atlantes de Filipinas puede ser suyo por sólo X. Llame ya").
En mi opinión, condenar El suertudo y halagar Sociedades secretas es condenar a la televisión abierta nacional por promover las creencias estúpidas del populacho pobre, desamparado y sin educación y al mismo tiempo premiar a la televisión de paga extranjera por promover las creencias estúpidas de la clase media frívola, vacía y sin educación. Implica que las supersticiones cool de moda de la gente que puede pagar Infinito, de alguna forma, son mejores que las supersticiones nacas de siempre de la gente que no le queda de otra más que ver tele abierta. O sea, ser clasista.
La ironía en este caso es que creer en los amuletos y creer en los Illuminati es casi lo mismo. En el fondo de ambas creencias yace la muy atractiva tentación de responsabilizar a alguien más por lo malo que pase: las "envidias" de la vecina en un caso y el Nuevo Orden Mundial en el otro. Y si puedo echarle a alguien o algo más la culpa de todas mis desgracias, puedo ser irresponsable y no hacer nada para arreglar mi situación. O peor aún, tomar decisiones incorrectas de consecuencias desastrosas.
Cueva debería leer El péndulo de Foucault, el brillante y erudito ensayo disfrazado de novela que escribió Umberto Eco sobre sociedades secretas, esoterismo y ocultismo. Así sabría, por ejemplo, que los Illuminati no duraron ni veinte años, hace más de doscientos. Leer El péndulo... es ahorrarse varios tratados sobre el Temple, la masonería, los rosacruces, los Illuminati y el hermetismo neoplatónico, y es más edificante que toda la colección editorial de Infinito y Kier. O si ver la tele le es muy absorbente, Cueva puede leer a Mauricio-José Schwarz, mucho más breve y mucho más contundente:
Claro que sí hay "sociedades secretas" en este mundo, desde los cárteles de la droga hasta diversos grupos armados y no pocos psicodislépticos que comparten "saberes esotéricos" a tanto el kilo. Pero con admirable astucia los "expertos en misterios" esquivan hablar de las verdaderas sociedades secretas, de investigarlas y de divulgar sus secretillos. Porque es muy emocionante sentirse heroico por asegurar que Bill Clinton perteneció al "club" Bilderberg, pero si en vez de tal no-información uno cuenta las andanzas de algún jefe de la Camorra Napolitana o desvela la identidad de los más destacados dirigentes de la Yakuza japonesa, o los agentes de la CIA infiltrados en Hamas, se ha comprado un boleto de viaje de ida al cementerio mediante procedimientos probadísimos.
Por supuesto, tales trabajos les quedan a algunos pocos verdaderos periodistas de investigación que sí se juegan el pellejo (sin andarlo proclamando) para averiguar asuntos de genuino interés para la sociedad. Los otros, los misteriólogos o rarólogos, se agotan repitiendo las mismas zarandajas que usted puede escuchar todas las semanas [...] se conforman con alimentar de combustible a los más extraños conspiranoicos, milicianos de ultraderecha, sicópatas tipo Unabomber, antisemitas con rasgos más o menos neonazis y expertos en promover miedos falsos que, quiéranlo o no, ayudan al control nada secreto de las masas en bien de los poderosos.
Por lo pronto, Cueva está a punto de perder un lector.
17 comentarios:
De momento sólo quiero aclarar que la masonería ha dejado de ser una sociedad secreta, pues ha pasado a autodefinirse como una sociedad DISCRETA... al menos por los rumbos de su servilleta.
fiat lux
El péndulo, referencia obligada.
Nunca he visto infínito, pero sí he notado que también entre los crédulos los hay nacos y snobs. Sería bueno conocer la diferencia.
Muy buena entrada Pereque. Un Abrazo.
el peluche rúnico de la suerte bendecido por los orishas atlantes de Filipinas
¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Ah, Martín, cómo me hiciste reír con eso! Y no por lo absurdo (que sí lo es) sino por lo bien que refleja las enredadas patrañas (que son igual de absurdas) que tantos estafadores promueven para sacar lana. Me hizo pensar en los generadores de "textos postmodernitas" disponibles en línea y que repetidamente han sido mencionados en los comentarios en Pharyngula. Se trata de generar textos gramaticalmente correctos (enredados, de preferencia, para ofuscar al incauto) pero cuyo contenido de significado es nulo o, como en este caso, totalmente ajeno a cualquier realidad verificable. ¿Tienes uno o el pequeño fragmento es tan sólo el fruto de tu creatividad? Felicidades por eso.
No recuerdo si fue Sagan (mi cerebro, particularmente hoy, no anda funcionando muy bien, fruto de insomnio recurrente) el que dijo que el Universo es maravilloso sin necesidad de recurrir a patrañas. Y es que la gente (yo me incluyo) considera a la cotidianeidad aburrida y carente de maravillas y busca esas maravillas (aunque sean aterrorizantes; me pregunto si hay un transfondo evolutivo para eso, pero el gusto por las novelas y películas de terror, e historias de espantos lo evidencian) donde pueda encontrarlas. Donde sí ya difiero con respecto al de muchas gentes es en el contenido de las maravillas que me atraen (interés seguramente compartido por el resto de nuestros amigos escépticos). Por alguna razón el grueso de la gente se inclina por maravillas simplistas y del todo inverificables, que por lo general repiten una y otra vez los mismos esquemas presentes en todas las mitologías. Las maravillas de las que hablaba Sagan, por otro lado, tienen la enorme ventaja de ser confirmablemente reales. La causa que veo yo para su falta de popularidad es el mucho más grande esfuerzo intelectual involucrado que para las maravillas fantasiosas de moda. A la gente le encanta inventarse peligros y enemigos (buenos ejemplos son la citada serie sobre supuestas conspiraciones y las cadenas de e-mail advirtiendo de toda clase de peligros mortales que resultan no ser ciertos). ¿Cuántas de las gentes que disfrutan creyendo en estas patrañas saben lo suficiente de historia y de política actual para ponerlas en contexto? Pues no, mejor creerlas como acto de fe que analizarlas con cuidado... Quizás por eso la enorme popularidad de las telenovelas y los deportes-espectáculo, que para seguirlos se requiere de conocer sólo unos cuantos principios regulatorios (sean estos las reglas del deporte en cuestión o una versión caricaturesca y somera de la conducta social humana).
Si me diera por creer en fenómenos "sobrenaturales" ("whatever that means" dijo un profesor que me dio clases en el posgrado) los aplicaría como explicación para la coincidencia entre lo que acabo de decir sobre el esfuerzo intelectual para entender las maravillas reales y lo que Héctor Coronado (Control Zape de "Libre Pensar") cita en su post (o como el gusta de decir, "bosta") de hoy. Quizás Nuestro Señor nos comunicó tocándonos con dos de Sus Apéndices Tallarinescos. Sin embargo, no encuentro restos de salsa boloñesa por ninguna parte de mi anatomía...
Cueva es un gran crítico de TV....aunque a veces raya en lo ingenuo o, como bien apuntas, no se da cuenta de lo contradictorias que pueden llegar a ser columnas (hoy, por ejemplo....habla maravillas de Azteca)...
En fin...saludos...
Yo vi los cuatro capítulos de esta serie y le juro que hubo momentos en que me sentí mirando una nueva versión de “El código Da Vinci”.
De verdad que no estoy seguro si Cueva escribió esto con ironía o si fue el fino estilete del humor involuntario.
Lo Unico bueno de infinito era el programa ese del sexo tántrico, y eso nomás por las posiciones nuevas que aprendí uno, porque ni desnudos pasaban...
Jab: Deberías darte una vuelta por el blog de Guffo Caballero donde describe su encuentro cercano con la masonería en dos partes.
Antonio: Que el Monesvol conserve tu inocencia. Lo que veo es que los crédulos snobs son como que más malinchistas.
Ribozyme: El peluche rúnico de la suerte bendecido por los orishas atlantes de Filipinas es creación 100% original mía. Si comentan en los siguientes 30 minutos se pueden llevar junto con su peluche rúnico de la suerte un auténtico moai navajo hecho con las técnicas ancestrales de las fábricas de esclavos de China...
Recuerda que Nuestro Señor Tallarinesco es especialista en manipular la realidad y no dejar huella.
David: Sí, cuando habla de los detalles técnicos y ¿artísticos? es bastante bueno, pero cuando se las da de analista sociopolítico da unos derrapes bárbaros. No sé si algunas cosas las analice desde diferentes perspectivas (por ejemplo he notado que se va mucho por lo tradicional cuando escribe sobre telenovelas, como si pensara que la telenovela es un género de contenido tradicional) y por eso como que se contradice.
V: Si es así Cueva es un parodista brillante, porque toda la columna está igual.
Lo que no me gusta del Infinito es que la mitad de los programas tienen un audio muy malo y no se entiende lo que dicen...
Saludos a todos.
Alvaro Cueva es un defensor a ultranza de las telenovelas... por muy mala y poco contributiva a la cultura que sean... no me extraña su fascinación por este canal y los programas de complós que son más o igual de babosos que las telenovelas...
abur...
Ya entendí: los crédulos nakos son los que no tienen acceso a la programación de infínito y se tienen que conformar con creerse las estupideces que salen en la programación mañanera de televisa y tvazteca (Trejo y el cuate meditador de la barbita y ropa blanca incluídos). El resto cae en la otra catego.
Un Abrazo.
Oye, pero está padre la puntada esa de que Nuestro Señor Tallarinesco, el Monesvol, deje como estigmas manchas de salsa de tomate ¿no? Me pregunto si se le ha ocurrido a alguien antes o tuve un breve flachazo de creatividad por el déficit de sueño.
A Guffo le tomaron el pelo o acá la masonería es diferente. Su historia también me recuerda cuando un agente de tránsito me cuestionó acerca de porqué los músicos sob borrachos. No, le dije, los borrachos son los que toman mucho; algunos de esos son músicos.
César: Puede ser. En las telenovelas la chica buena, pobre y estúpida nunca tiene la culpa de sus desgracias (a pesar de ser estúpida).
Antonio: Yo más bien pensaba en el origen: la meditación con mantras es in porque es extranjera, pero los novenarios son out porque son nacionales y viejos. Si el modelo este es cierto, en China nadie debe practicar el feng shui ni tomar gingko biloba y los poderes mágicos de los testículos de tigre deben ser cosa de la chusma.
Ribozyme: Es la primera vez que oigo los estigmas de ragú, así que a lo mejor fuiste Tocado por Su Apéndice Tallarinesco.
Jab: Sabe, muchos comentaristas con Guffo dicen que los masones son unos habladores, aunque a lo mejor también los cotorrearon... O igual y en Juárez los masones son más serios.
Saludos a todos.
En "La Guerra y la Paz", de Tolstoi, se describe la ceremonia de iniciación masónica de uno de los personajes. Todo muy serio y propio, ya que es allá por 1812, durante la invasión napoleónica a Rusia, pero no deja de ser como las iniciaciones de las fraternidades gringas. Hoy en día, en que la iconoclasia rulea, les damos a esas mamadas solemnes la importancia que se merece, o sea ninguna, pero no dejan de ser restos de otros tiempos que señalan la entrada a un club más o menos exclusivo (derivado de los gremios medievales, donde para entrar había que pasar por pruebas). Hoy en día se murmura de una fraternidad, creo que llamada "Skull and Bones", de la universidad gringa de Yale, en la que fue iniciado el actual Bush, su padre y muchos otros políticos, con rituales por el estilo. La gente quiere ver moros con tranchete, pero yo soy de la opinión de que los cargos políticos son cuestión de compadrazgos y ese tipo de clubes lo facilita, no más. En los USA aparte es casi requisito indispensable ser rico para ser político (aquí, al revés, muchos se hacen ricos con la política) y eso limita aun más el círculo social de la gente en altos cargos.
Yo pertenecía a una secta secreta, pero ayer la desintegraron gacho... jajajaja
Oye... vas a tener que venir y explicarme eso de gringa que no me hizo ni tantita gracia... jajajaja
Saludos Perequetillo
¡Hola, Pereque!
Llamo a la puerta del sitio de Álvaro Cueva, pero nadie abre (quería leer completo el texto de este compa y no "carga" la página); en fin, ateniéndome exclusivamente a los fragmentos que usted presenta, parece clara la contradicción entre su crítica hacia "los de fuera" y su solapamiento de "los de casa".
Lo único bueno que puedo decir de Álvaro Cueva es que es un poquito más culto que la mayoría de los periodistas especializados en temas frívolos. Ahora bien, a como están las cosas, competir en temas culturales con otros periodistas "del espectáculo" no debe ser nada difícil...
El público debería contar con buenos documentales sobre sociedades secretas. El tema es, ciertamente, sabroso, y creo que algunos historiadores podrían abordarlo con objetividad. Es más, ya que usted menciona a los Illuminati, la era en que se desarrolló fue terreno fértil para las sociedades secretas infuidas por la masonería, unas con ideas monárquicas, otras liberales o protosocialistas. Una era de revoluciones, ¡un tema interesantísimo!
Las observaciones de Schwarz, como siempre, muy agudas. El "Blog Anti-Charlatanes" de Schwarz fue uno de los primeros que descubrí y sigue siendo uno de mis favoritos, lo mismo que "El alumno de Guillermo Prieto" (alumnoprieto.blogspot.com).
Alvaro Cueva compara peras con manzanas dejó de ser santo de mi devoción al comparar a los "observadores de medios" latinoamericanos con una empleada de 3ra de televisa, cuando en dicho congreso había "observadores de medios" nacionales.
Salud.
(sic) Fue en un congreso de observadores de medios.
Y en su publicación fue donde la c**o
Publicar un comentario